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ESTUDIO PARA CÉLULAS

Comentarios Aliento Cotidiano – enero/febrero 2025

Autor: Daniel Rossini

Lunes 6 de enero

EL PLAN QUE NO ERA EL PLAN, PERO SIGUE SIENDO EL PLAN

Génesis 1:26-27; Salmo 8:6-8; Romanos 5:12; Génesis 4: 9-14; Jueces 20:16; Proverbios 19:2;

Salmos 38:6; Lamentaciones 3:9.

“¡Sin embargo, lo has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronas de gloria y majestad!”.

Salmos 8:5 (LBLA)

Lo que sucedió en el huerto del Edén es un evento muy importante para que entendamos el plan de salvación de Dios para toda la humanidad.

I. EL PLAN ORIGINAL FUE QUE EL HOMBRE ADMINISTRE LO CREADO.

A.  Fue puesto como corona de la creación (Génesis 1:26)

Desde el comienzo, la introducción del hombre como administrador del resto de la creación fue el plan, y sigue siendo la intención del Creador. Cada día de trabajo del Creador fue proclamado como “bueno”, pero una vez que la obra  estuvo terminada, incluyendo la creación del hombre, todo fue proclamado “muy bueno”.

El hombre recibió la potestad de dirigir y liderar la creación, y junto a esa autoridad, también recibió las facultades correspondientes para hacer ejercicio de ella y así demostrar la grandeza de su Creador (Génesis 1:28).

    1. Portaba la imagen de Dios (Génesis 1:26-27).

El cuerpo físico del hombre fue formado del polvo (Génesis 2:7), y la mujer fue creada a partir del hombre (Génesis 2:21-23). Una vez formado, el hombre recibió vida mediante el aliento de vida de Dios. El término “criatura/ser vivo” utilizado para el hombre, tal cual como figura en Génesis 2:7, también es usado para el reino animal (Génesis 2:21; 1:24; 2:19). Lo que distingue a los hombres de los animales es el hecho de haber sido creado a la imagen de Dios.

B. Un administrador que Dios sabía de antemano que fracasaría.

Sin embargo, ese ser hecho a imagen de Dios, quién cumplía la función de administrador del huerto del Edén, cedió a la tentación y obedeció la voz de su mujer. Esto no significa, de ninguna manera, que lo creado haya sido malo y mucho menos que Dios no haya planificado un seguro contra todo riesgo, pensando en el futuro de la humanidad.

C. El Creador mantiene el mismo plan, a pesar del fracaso humano (Salmos 8:6-8).

     1. Dios no tiene plan B, no necesita recalcular. Nada puede sorprender a Dios. Nada a escapa a su conocimiento, ni siquiera el conocimiento futuro. Nosotros podemos equivocar el camino, pero Dios no. Porque Dios es “El Camino” – Jesús lo dijo de sí mismo (Juan 14:6).

Al usar el GPS, podemos equivocar la ruta a pesar de las indicaciones que nos señala ese dispositivo, pero al momento somos alertados con la voz de corrección: “Recalculando” para advertirnos que debemos retomar el sendero correcto.

Dios no necesita recalcular nunca, (no tuvo plan B, como muchos piensan), está en control, porque Su conocimiento y Su poder no están limitados al tiempo de reloj. El Creador tenía diseñado el plan de la redención de la humanidad, que vemos anunciado y profetizado en Génesis 3:15)

A medida que revisamos el punto culminante del Apocalipsis, vemos que el final nunca estuvo en duda. Dios está en control (aun del infierno, Apocalipsis 14:10) y de la corrupción que alguna vez fue su buena creación será quitada (Apocalipsis 20:14) y reemplazada por un cielo abierto y una tierra nueva (Apocalipsis 21:1).

II. PARTE DEL PLAN FUE PROBAR LA OBEDIENCIA DEL ADMINISTRADOR.

A. Dios no creó el mal.

Dios no creó el mal. Por lo contrario, según su propia opinión, todo lo que Él creó fue “muy bueno”. La maldad que entró al mundo es una consecuencia natural del hecho de que cualquier cosa creada (es decir, cualquier otra cosa menos el Creador) es algo menor que Dios. Por lo tanto, la creación, en principio, puede ser “buena” aunque tenga el potencial de desviarse de su estado inicial, es decir, el potencial de la maldad.

B. Dios es infalible, pero su creación no lo es.

El plan A, se llevaría a cabo más allá de la fragilidad humana, porque debía incluir la prueba del libre albedrío, junto con la provisión de un sustituto para el hombre pecador.  Nunca hubo, no hay, ni habrá plan B para Dios. Jesús es el principio y el fin (Apocalipsis 22:13) Es autor y consumador. (Hebreos 12:2) Es decir que todo está contemplado por Él.

Dios es infalible, pero Su creación, no. Cuando el hombre y la mujer enfrentaron la única prueba de fidelidad que estaba delante de sus ojos, tristemente fracasaron.

C. ¿Qué significa pecado?

1. Errar al blanco. (Jueces 20:16; Proverbios 19:2).

La palabra hebrea “chatá” es la palabra principal que se utiliza en el Antiguo Testamento para definir el pecado. El significado básico es errar una marca o camino. Por ejemplo: refiriéndose a aquellos de la tribu de Benjamín (Jueces 20:16).

En Proverbios 19:2 dice que el que se apresura con los pies, peca (chatá). En ambos casos el propósito es claro. Existe un blanco o camino deseado; y chatá denota un error, un giro equivocado, una falla – un pecado.

La pregunta inmediata que surge cuando consideramos la palabra chatá es: ¿Cuál sería el blanco, u objetivo, entonces? La respuesta puede encontrarse en la Ley dada a Israel a través de Moisés. En Levítico, “chatá” tiene varias connotaciones de “ausencia”, incluyendo el fracaso de guardar la ley. (Levítico 4:2)

2. Distorsionar las normas (Salmos 38:6; Lamentaciones 3:9).

Una segunda palabra hebrea por pecado es ‘awon, derivada de la raíz verbal ´awa, que significa torcer, distorsionar o tergiversar; posee la connotación de comportamiento perverso o torcido. Citamos en este caso como ejemplos el Salmo 38:6 “estoy encorvado” (´awa) y Lamentaciones 3:9 “torció” (‘awa)

Esta palabra evoca ‘awa, evoca la imagen de la ordenanza de directa y limitada de Dios siendo torcida por la reinterpretación del hombre para suplir sus necesidades. Al romper la ordenanza, ponemos en evidencia el pensamiento que fue sugerido a Eva, que Dios no hablaba tan en serio.

3. Revolución contra las normas (1Samuel 24:11; Isaías 48:8)

La tercera palabra que consideraremos es “pesha’” – peyá, tiene la connotación de una brecha de relación entre dos partes. ¿Recuerda cuando David tenía ventaja sobre Saúl en una cueva cercana a las rocas de las cabras salvajes?  David perdonó al rey, y más tarde utilizó ese incidente, frente a los cargos que le imputaban de intentar herir a Saúl. En medio de su alegato al rey David dice:

Y mira, padre mío, mira la orilla de tu manto en mi mano; porque yo corté la orilla de tu manto, y no te maté. Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición (pesha) ni mi mano, ni he pecado (chata) contra ti; sin embargo, tú andas a caza de mi vida para quitármela. (1Samuel 24:11).

Pesha’ en Isaías 48:8 está traducido como “rebelde” y compara la relación entre Israel y Dios como la ruptura matrimonial.

III.  EL ADMINISTRADOR, PIERDE DE VISTA AL CREADOR Y PLANIFICADOR.

A. La consecuencia inmediata del pecado de Adán (Romanos 5:12).

No podemos pararnos a un lado y ver el pecado de Adán como espectadores, porque en sentido real, nosotros pecamos con Adán.

1. La muerte entró al mundo por el pecado de un hombre

Note el pensamiento de Pablo: La muerte entra al mundo por el pecado de un hombre. La muerte se propaga a todos por el pecado de todos.

2. La muerte se propaga a todos.

Aquí debemos tener cuidado. Pablo aclara que el pecado de uno es el pecado de todos, es decir, el pecado al que se hace referencia en ambas partes del verso 12 es el mismo. Consideremos los siguientes pasajes de Romanos 5, en los versículos 15, 16, 17, 18 y 19. El mensaje claro de estos pasajes es que el pecado de Adán tuvo consecuencias universales. Afectó a todos sus descendientes, incluyendo a los infantes que no habían cometido pecados individuales; y es algo diferente al concepto de una naturaleza pecaminosa.

B. La propagación del pecado en la vida de sus hijos (Génesis 4:1-15)

Una crisis emerge cuando ambos hijos traen ofrenda a Dios. En referencia a la naturaleza de las ofrendas en sí, no existen ventajas obvias. Sin embargo, el Señor encuentra aceptable la ofrenda de animales de Abel, mientras que no considera la ofrenda de granos de Caín. El Antiguo Testamento no menciona la razón por la cual Dios eligió la ofrenda de Abel. Sin embargo, el Nuevo Testamento provee la respuesta: Hebreos 11:4.

Caín está depresivo, enojado y recibe una advertencia inmediata de parte del Señor. (Génesis 4:7). La esencia del pasaje es clara. Para aquel que “no hace el bien” el pecado se mantiene esperando, con un deseo que es la vida de Caín (la misma palabra hebrea para describir los sentimientos de Eva hacia Adán en Génesis 3:16). Es la responsabilidad de Caín dominar el pecado (la misma palabra hebrea para describir la relación de Adán para con Eva en Génesis 3:16)

En referencia a sucumbir a la tentación, el hombre no tiene excusas. La orden es que dominemos el pecado; no existen circunstancias atenuantes.

La reacción de Caín a la advertencia del Señor fue drástica, más severa que la vergüenza demostrada por sus padres. Mientras Abel estaba en el campo, Caín lo asesina con las siguientes implicaciones.

C. El pecado genera pecado (Génesis 4:9).

El pecado siempre es premeditado. El pecado genera pecado. La primera respuesta de Caín a la pregunta del Señor acerca del paradero de Abel es una mentira (“no lo sé”). Las acciones producen consecuencias. A medida que la posición del Señor cambia de Inquisidor (verso 9) a Juez, (versos 10 al 12) el fluir del pecado continúa hasta su inevitable conclusión: el juicio.

CONCLUSIÓN: La consecuencia más drástica del pecado es la separación de Dios. Sea temporaria (el pecado sin confesar del creyente 1 Juan 2:1-2), o permanente, (el castigo eterno del inconverso, Apocalipsis 20:12-13) o algo inmediato (el exilio de Adán primeramente y luego de Caín al este del Edén). Dios no puede tolerar el pecado, pero Su gracia siempre está a disposición de aquellos que acuden con un corazón arrepentido.

Oración: Señor Jesús, quita el velo de mis ojos, dame Tu colirio espiritual, que pueda distinguir lo malo de lo bueno y tener la valentía de confesarlo y la voluntad para renunciar.

Acción: Anota en una hoja, aquellas facultades que como administrador de los recursos de Dios percibes que descuidaste, quisieras recuperar para gratificar al Señor haciendo Su voluntad perfecta.

 

Lunes 13 de enero

EL PECADO NO ES GRATIS

2 Samuel 11, 2 Samuel 12:13; Salmo 51:2-4; Isaías 6:5; Lucas 5:8, Efesios 2:1; 2Corintios 4:3-4; Romanos 1:18;

1 Juan 5:19; Efesios 2:12; Lucas 19:10; Mateo 5:28; Marcos 4.19; Efesios 4.22; Romanos 6:12; Santiago 1:14

“Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos“.

Salmos 51:4 (RV1960)

La mayoría de nosotros ha aprendido a confesar sus pecados a Dios, pero somos realmente conscientes de quién es la principal víctima de nuestras malas acciones.

I. EL VERDADERO BLANCO DEL PECADO

A. ¿En contra de quién pecamos?

El verdadero blanco del pecado es Dios mismo:

•          Es el estándar de Dios el que erramos (chata’).

•          Es su mandamiento el que distorsionamos (‘awa).

•          Contra Él que nos rebelamos (pesha’)

En todos los casos el pecado es contra Dios. Es el estándar (nivel) de Dios el que erramos (chata’); es su ordenanza la que pervertimos (pesha’); y es en Su contra que nos rebelamos (‘awa)

B. Dios es la parte ofendida.

Considere, por ejemplo, el caso de David (2 Samuel 11). Durante la primavera, con su ejército en el campo y David en Jerusalén, el decide dar un paseo por el terrado de  su casa real y ve a una mujer bañándose: Betsabé, la esposa de Urías el heteo. David envía a traer a Betsabé, duermen juntos y ella concibe.

Para encubrir sus acciones David manda a llamar a Urías con el pretexto de preguntarle sobre el estado de la guerra, y repetidamente intenta persuadirlo de pasar la noche en casa con su esposa. A este punto, Urías mostrando más integridad que el Rey se rehúsa a hacerlo. Luego David le envía una nota a Joab, ordenándoles que ponga a Urías en lo más recio de la batalla. Como resultado Urías es asesinado.

¿Contra quién pecó David? Podríamos decir: pecó contra Betasabé cuando la indujo al adulterio. Pecó contra Urías, al colocarlo al frente de la batalla en lo más recio, donde sabía que sería asesinado. David pecó contra Israel, al no ser el Rey y el ejemplo que debería haber sido. El pecado de David condujo a la muerte al niño de Betsabé.

Aun así, cuando es confrontado con su pecado por el profeta Natán (2 Samuel 12), la reacción inmediata de David es “pequé contra Jehová” (2 Samuel 12:13) Más aun, cuando David reflexionó sobre el incidente, nuevamente se dio cuenta de que su pecado tenía un único foco. En un salmo de arrepentimiento después de su charla con Natán, David escribió: “Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos…” (Salmos 51:2-4).

C. Es a Dios a quién debemos restitución.

Si yo me chocara con usted en una terminal área llena de gente, le diría: “Lo lamento”. Si yo manejara sin cuidado y chocara su auto, sería responsable por las reparaciones. Si yo robara al público, podría tener que pagar una deuda a la sociedad con años de prisión.

Estas penas crecientes por errores (la pena correspondiendo a la gravedad de la ofensa) apuntan a la seriedad del pecado. Pero dado que el pecado es realmente contra Dios, solo hubo y hay una forma de quebrar la ley, y es el modo ofensivo en que actuamos contra Él. Esa pena, aparte del pecado, es tan grande que solo Dios está en posición de pagar. Es como si todas las ofensas a otros, que vimos en el párrafo anterior, requirieran se pagadas con una moneda especial, una moneda que no tenemos.

Pablo ofrece un ejemplo claro, cuando se describe a sí mismo frente a Dios como “vendido al pecado” (Romanos 7:14). Esta descripción aparece en medio de un pasaje en el que se lamenta de su total inhabilidad de controlar el pecado; y concluye con el clamor: “¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Romanos 7:24).

II. LAS CONSECUENCIAS DEL PECADO

A. Separación de Dios. (Isaías 6:5; Lucas 5:8)

La consecuencia inmediata del pecado es la separación de Dios. Jesús utiliza la frase “generación adúltera y pecadora” vinculando la idea de separación con el pecado. En el Antiguo Testamento el hecho (contra Dios) y el castigo (separación de Dios) están tan increíblemente ligados que es difícil distinguir uno del otro. El hombre honesto reconoce y declara esta separación (Isaías 6:5). También Pedro la reconoció (Lucas 5:8). Reconocemos nuestra total insuficiencia de permanecer en la presencia de nuestro Creador, y aun así es nuestro profundo anhelo; tal es la consecuencia del pecado.

B. Propagación del mal.

Las Escrituras son claras en cuanto a que el mal que hace el hombre está dentro de él “desde su juventud” (vea Génesis 6:5 y 8:21). Más aún, tal como Jesús lo indicó previamente, esta enfermedad es incurable (Jeremías 13:23). Dada la seriedad del estado desesperante en el cual el hombre se encuentra. ¿De dónde proviene esto? La tendencia a pecar, o naturaleza del pecado, es una característica hereditaria. (Efesios 2:3)

C. Insensibilidad. (Efesios 2:1; 2 Corintios 4:3-4)

El pecado produce apatía espiritual (Efesios 2:1), imagínese intentando hacer entrar en razones a una roca. Una roca no elige el camino equivocado ni ignora el camino correcto. Una roca es inconsciente de sus decisiones, ya que está muerta. De ese mismo modo, pero por la influencia del Espíritu Santo, el hombre pecaminoso está espiritualmente inconsciente de la presencia de Dios alrededor de él. (2 Corintios 4:3-4).

D. Ira. (Romanos 1:18)

La ira de Dios es una respuesta directa a la injusticia del hombre, y su revelación es un contraste a la exhibición de Su justicia a favor del hombre.

La ira de Dios produce muerte (Romanos 5:17). La ira de Dios produce inutilidad: no solo el hombre, sino también toda la creación está sujeta a la inutilidad como resultado del pecado (Romanos 8:17). La ira de Dios produce degradación. En un pasaje verdaderamente deprimente, el juicio de Dios sobre el hombre toma la forma de una puesta en libertad. Dios suelta al hombre para convertirse en víctima de su propia depravación (Romanos 1:24-28).

E. Subyugación (1 Juan 5:19)

El intento de Satanás de usurpar la posición de Dios no terminó en el Edén. Él está constantemente ocupado en interrumpir el pan de Dios para la creación, en particular para el hombre (Job 1:7). Él es el príncipe de este mundo (2 Corintios 4:4), y el padre espiritual de los pecadores incrédulos (1 Juan 3:10). Tales individuos se ajustan a los deseos de Satanás (Efesios 2:2). De hecho, el mundo entero está bajo su poder (1 Juan 5:19).

F. Perdido (Efesios 2:12; Lucas 19:10)

Jesús dijo que Él venía a buscar y a salvar lo que se había perdido (Lucas 19:10). En otro lugar Jesús compara a los pecadores que no se arrepienten con ovejas perdidas (Lucas 15:4-7). En la parábola que relató Jesús del hijo pródigo, el padre caracterizó a su hijo que regresaba como (anteriormente) muerto y perdido (Lucas 15:32) No solamente estamos perdidos, tampoco tenemos un mapa. Es decir, no hay posibilidad de que encontremos nuestro camino de regreso por nuestros propios recursos. (Efesios 5:12).

 

III. LIBERACIÓN DEL PECADO

A. Conozca a su enemigo

Una investigación sobre el trabajo del pecado en nuestras vidas es el primer paso para conquistar este enemigo personal. Sin embargo, es importante darnos cuenta que la posible victoria que desarrollamos en ese capítulo es consecuencia de nuestra fe en Cristo Jesús. 

B. ¿A dónde estoy parado?

El pecado me mete en problemas, pero luego no me saca del problema. De hecho, el asunto no es más el pecado. Entendamos que el pecado nos ha colocado en un lugar de enemistad con Dios. No puedo liberarme por mí mismo de esa condición. Dios ha ofrecido pagar en mi lugar, a través de Su Hijo Jesucristo. Ahora el asunto es ¿qué hago yo con Jesús?

De hecho, en las propias palabras del Salvador a Nicodemo encontramos: El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. (Juan 3:18) Solo los que le recibieron y creen en su nombre son hijos de Dios (Juan 1:12).

C. ¿A quién amo? (1Juan 2:15-17)

Aunque entregados desde el poder del pecado, los cristianos continúan pecando. ¿Qué guía nos da la Escritura para llevarnos a la victoria en nuestro caminar cristiano?

¿A quién amo? Es una simple elección. ¿A Dios o al mundo? (1 Juan 2:15-17). Juan utiliza esta palabra para denotar creación, incluyendo al hombre, en su estado caído y en oposición a Cristo Jesús. Las Escrituras señalan este lugar contaminado por la rebelión humana contra Su Creador (Romanos 8:22). ¿Por qué uno elegiría al mundo antes que a Dios? La respuesta es que simplemente sucumbimos a la lujuria (del griego epithymía). Una palabra rica en significados. La palabra de manera neutral significa deseo. Sin embargo, la connotación más común es negativa. La lujuria es un señuelo, (Santiago 1:14) tentando al hombre para ceder.

CONCLUSIÓN: La lujuria es una indicación de que el pecado está reinando en la vida de un hombre. El Espíritu da poder para resistir a la lujuria y sustituye la corrupción de la lujuria de la carne. Volvámonos a la vida en el Espíritu, y veremos la salvación, la sanidad y la restitución en nuestras vidas.

Oración: Señor amado, renunciamos a todo tipo de deseo carnal que nos ha contaminado, y recibimos el perdón al confesar nuestros pecados. Gracias por Tu sangre que nos limpia, nos redime, y nos da la autoridad de hijos e hijas de Dios.

Acción: Escribe una carta a Dios, con un estilo muy personal, y pídele perdón por haber producido dolor en su corazón. Expresa en ella con la mayor sinceridad posible, lo que Dios representa para ti, y lo triste que estás por haber roto esa relación tan profunda y cuanto la anhelas recuperar.

Lunes 20 de enero

EXPERIMENTANDO  EL MILAGRO MÁS GRANDE

Génesis 6:8; Mateo 5:3; 18:2-34; Juan 3:18, Juan 10:28; Romanos 6:23,

Romanos 4:2-5; Jueces 7:2; Éxodo 14:13; Marcos 8:25; 15:29; Hebreos 11:7; Efesios 1:3-4; 1:5. 9 y 11, 1:6-12;

Romanos 9:23; Efesios 1:6; Romanos 5:8; 1 Juan 4:10.

“Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras para que nadie se gloríe”.

 Efesios 2:8-9 (NVI)

Este pasaje es importante no sólo en sí mismo, sino también por la riqueza de palabras escogidas por el apóstol: gracia, salvo, fe, obras. Cada una de estas palabras es tan importante para nuestro estudio que tomaremos tiempo de estudiarlas en detalle.

I. GRACIA

A. Definamos gracia. (Mateo 5:3; 18:2-34)

La palabra griega “charis” proviene de la raíz griega (char) que indica cosas que producen bienestar. Charis se refiere a favor, bondad, gratitud, belleza. Puede designar no sólo un regalo o don benevolente, sino también las características amables que causaron ese don o regalo. La palabra carisma, que se utiliza en el Nuevo Testamento para referirse a los dones espirituales, significa regalo de gracia. El verbo (charizomai) significa hacer algo agradable para alguien.

En el Antiguo Testamento la palabra hebrea más comúnmente utilizada con charis, es hen. Hen “denota a alguien fuerte que viene en ayuda de alguien débil que se encuentra en necesidad de ayuda a causa de sus circunstancias o por debilidad natural”. El fuerte actúa por decisión voluntaria, aunque es movido por la dependencia o el pedido del más débil… Es mayormente utilizado en el sentido de la elección de un don inmerecido (Brown, 1971).

La enseñanza de Jesús no usa explícitamente la palabra gracia en el sentido de favor inmerecido, sin embargo, su mensaje se refiere a la condescendencia de Dios para con el pobre (Mateo 18:21-34, 20:1-16; Lucas 7:36-50; 6:20-23).

B. La gracia no es retenida por causa del pecado (Juan 3:18).

Por el contrario, y recordando la discusión del estudio de la semana pasada, cuando mencionábamos al hombre en su estado “perdido”, con la ofrenda de Cristo Jesús como sacrificio por el pecado, el pecado en sí ya no es el asunto. Más bien el asunto ahora es ¿Qué hago yo con Jesús?

Juan 3:18 es categórico: Creer o no creer en el unigénito Hijo de Dios. Como Lewis Chafer enfatiza, “la gracia no puede ser ejercitada donde haya el más mínimo grado de mérito humano que se quiera reconocer”.

El pensamiento anterior tiene un corolario. Si la gracia está disponible para todos, ¿recibimos mayor o menor gracia dependiendo de nuestro grado de pecaminosidad? Nuevamente la respuesta es “No” La gracia no es un relleno, que tapa nuestras deficiencias y eleva nuestra justicia a un nivel aceptable a Dios. La gracia es dispensada sin tomar en cuenta y aun a falta de méritos. Si el pecado ya no es la cuestión, la abundancia de pecado tampoco debe ser tomada en consideración. Dios trata con el pecado, pero el sacrificio de Cristo es completo y remueve toda consideración de justicia humana.

C. La gracia no contrae deudas (Juan 10:28; Romanos 6:23).

La gracia es un don y no puede ser recompensada.

Juan 10:28 … y yo les doy vida eterna.

Romanos 6:23 …Porque la paga del pecado es muerte, más la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Versos como tales sirven como un barómetro para nuestra compresión de la gracia. Cualquier pensamiento de nuestra parte acerca de intentar pagar a Dios por su regalo de vida eterna, denota una tal interpretación del significado de la gracia, y posiblemente también una visión errónea de la salvación.

¿Debemos los cristianos abundar en buenas obras? Ciertamente, pero nuestra actitud al realizar esas obras debería ser una llena de gracia. Servimos a Jesucristo por amor, y no por obligación.

El relacionar gracia con deuda abre una puerta a la frustración: ¿Cuánto debo hacer para pagarle a Dios? ¿Qué ocurre si no hago lo suficiente? ¿Qué pasa si hago lo suficiente, pero no tanto como mi hermano de fe?

Esas preguntas no tienen repuesta porque son asuntos sin sentido. Si un regalo y una duda no tienen nada en común, cualquier intento de construir una filosofía de vida que relacione estos dos aspectos es vanidad.

D. La gracia no es el pago de una deuda (Romanos 4:2-5)

Chafer (1950) nos presenta la siguiente secuencia lógica. Si Dios fuera a descubrir el más mínimo grado de mérito en la vida de un no creyente, ese mérito necesitaría ser reconocido. El reconocer cualquier mérito en la fórmula de la salvación sugiere que al menos hasta cierto grado, la salvación del individuo está condicionada por recompensa a cambio de buen comportamiento. Esa recompensa es en esencia un pago.

Nada podría estar más alejado de concepto de la gracia. Pablo reconoce la obligación bajo la que está Dios en relación con el relato anterior, Pero al que obra (trabaja), no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; (Romanos 4:4).

Pablo reconoce eso en el contexto de un pasaje que argumenta que cualquier tipo de negociación es completamente ajeno al modo en que funciona la salvación. (Romanos 4:2-5).

Gracia no significa tratar a la persona como se lo merece, ni mejor de lo se lo merece. Significa tratar a la persona con gracia, sin hacer la más mínima referencia a lo que se merece (Chafer 1950).

II. SALVACIÓN

A. Definamos salvación. (Jueces 7:2; Éxodo 14:13; Marcos 8:25; 15:29; Hebreos 11:7).

En el griego clásico, la palabra sozo, en forma verbal y sustantiva denotan un rescate de un peligro que amenaza la vida. Si no se refiere a un peligro inminente, sozo significa guardar o preservar (Brown 1971).

En la traducción griega del Antiguo Testamento, sozo se traduce en una variedad de palabras hebreas. Una de las principales es yasá. “La salvación es de Dios” (Jueces 7:2).

Y la respuesta apropiada del hombre es confiar en esa salvación: (Éxodo 14:13).

En el Nuevo Testamento “sozo” aparece varias veces para referirse a rescate de muerte física, pero generalmente con un matiz espiritual (compare Marco 8:35, 15:29 con Hebreos 11:7).

B. El plan de salvación se origina en Dios (Efesios 1:3-4; 1:5. 9 y 11, 1:6-12)

Como en el caso del Antiguo Testamento vemos que la salvación es obra de Dios, independientemente de las actividades del hombre (Tito 3:5 ).

Los medios que Dios usaría para rectificar el estado caído y desesperado del hombre, fueron elegidos aun antes de que Adán y Eva fueran creados (Efesios 1:3-4).

C. El plan de salvación es para glorificar a Dios (Romanos 9:23, Efesios 1:6).

Las decisiones de Dios relacionadas con el plan de salvación son de acuerdo a Su soberana voluntad (según el puro afecto de Su voluntad)  Verso 5, “el ministerio de Su voluntad, según  su beneplácito,  “verso 9” conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad, verso 11).

Como ocurre con todas las cosas, el propósito final del plan de salvación es glorificar a Dios, y particularmente aquí, a su gracia (“para alabanza de la gloria de Su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado” verso 6. “a fin de que seamos para alabanza de su gloria, nosotros los que primeramente esperábamos  en Cristo” (verso 12).

D. El amor de Dios es sin condiciones (Romanos 5:8; 1 Juan 4:10).

Por último, no deberíamos fallar al reconocer que el plan de salvación se origina en el amor de Dios. Ciertamente la meta final de la salvación es dar gloria a Dios (Romanos 9:23; Efesios 1:6) como lo vimos anteriormente. Sin embargo, con todos los medios que Él tiene a su disposición para glorificarse a sí mismo, no lo hizo.

CONCLUSIÓN: Dios podría haber decidido dejarnos a nuestro propio destino. En lugar de eso, la salvación del hombre personifica la misma definición de amor según las Escrituras. Demos hoy un paso de fe y aceptemos ese amor que excede todo conocimiento humano.

Oración: Padre, te pido perdón por mis pecados e iniquidades, reconozco a Cristo como mí único y suficiente Salvador; acepto Su amor y me determino a vivir siempre para hacer Tu voluntad. Amén.

Acción: Busca en la Palabra de Dios con la ayuda en una concordancia bíblica, pasajes que hablen del amor y del perdón divinos y atesora esos textos en tu cuaderno devocional. Procura memorizarlos.

Lunes 27 de enero

EJECUCIÓN DEL PLAN DE SALVACIÓN

Romanos 3:23; Hebreos 10:10; 1 Juan 2:2; 2 Corintios 5.18-19; Hebreos 9:26; Efesios 2:10; Santiago 2:19;

Filipenses 2:12-13; Habacuc 2:4.

“De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado”.

Hebreos 9.26 (RV1960)

Al morir Jesús en la cruz, las Escrituras afirman categóricamente que expió nuestros pecados; esto significa que borró para siempre  nuestro prontuario pecaminoso. Para realizar esta obra redentora Dios efectuó la: “La encarnación y la propiciación en el plan de salvación. Estudiemos más profundamente estos términos.

I. LA ENCARNACIÓN

A. Romanos 3:23

La persona de Jesús, el único Dios-hombre, es de vital importancia en el Plan de Salvación diseñado por Dios. El dilema del hombre no puede ser resuelto sin intervención sobrenatural. La satisfacción eterna por el pecado requiere un sacrificio perfecto. Sin embargo, si todos los hombres han pecado (Romanos 3:23) no hay sustituto de origen terrenal  que sea suficiente.

B. Los sacrificios del Antiguo Testamento

Los sacrificios levíticos, por aceptables que hayan podido ser, no constituían una solución permanente. De otra manera, no hubiera habido necesidad de que fueran hechos vez tras vez. (Hebreos 10:1).

C. Jesucristo un sacrificio perfecto.

Jesucristo en su perfección, estaba en posición de ofrecer un sacrificio perfecto (Hebreos 10:10). Cristo Jesús se encontraba en una posición de hacer lo que nadie podría haber hecho antes o después de Él – ofrecer un sacrifico perfectamente satisfactorio por el pecado del hombre. Además, su acción no necesita ser repetida: Hebreos 9:26.

II. LA PROPICIACIÓN

A. Significa satisfacer o apaciguar.

Propiciación (del griego ) significa satisfacer o apaciguar. En el contexto de la salvación, la propiciación se refiere a apaciguar la ira de Dios por la muerte de Jesucristo en la cruz (1 Juan 2:2).

B. Una acción simultánea entre el amor y la ira.

Para entender correctamente la propiciación, es vital la acción simultánea del amor y la ira de Dios. Hemos visto anteriormente que el plan de salvación tiene su origen en el amor de Dios. Casualmente, no habría necesidad de un plan para salvación si no fuese para apaciguar la ira de Dios en su reacción al pecado. En este punto, el sobre simplificar la Trinidad puede llevarnos a malos entendidos. Si exageramos el concepto de Trinidad hasta el punto de considerar las tres personas de la divinidad como individuos, dañaríamos seriamente el lugar de la cruz en la historia de la salvación.

Es fácil imaginarse, por ejemplo, a un padre airado que es aplacado por la muerte en sacrificio de su amado Hijo. El enojo del Padre es tranquilizado, colocándonos una vez más en posición de entrar a Su presencia. Esta imagen daña el poder de la propiciación y la unidad de la divinidad. Como cristianos, nunca debemos olvidar que adoramos a un Dios, no a tres.

¿Cómo podemos entonces explicar la propiciación? Los siguientes conceptos son muy importantes:

  • La ira de Dios, es decir su reacción al pecado, es una ira santa, y no puede ser comparada con la ira descontrolada del hombre que con frecuencia nace del odio.

  • A pesar de su reacción santa contra el pecado, es Dios en Su amor quien inicia una reconciliación con el hombre (2 Corintios 5:18-19).

  • Nunca hubo ni habrá una relación de “nosotros y ellos” entre el Padre y el Hijo. Ambos son el mismo ser sobrenatural indivisible.

A diferencia de lo que ocurre con el hombre, en Dios, el amor y la ira no son incompatibles. Por el contrario, la cruz define el amor (1 Juan 4:10), y provee elúnico camino para que Dios en Su múltiple excelencia mantenga Su santidad, mientras ofrece una manera de que el hombre escape de Su ira. (Romanos 3:24-26).

III. PODEMOS EXPERIMENTAR POR FE

A. Fe (pistis)

La palabra griega “pistis”, aun en uso extra bíblico, se refiere a la confianza que uno puede depositar en un hombre o en los dioses. La forma verbal, , es generalmente traducida como “creer”. El significado original de fe, en el sentido de fidelidad o confianza, se refiere a la conducta que honra un vínculo de acuerdo (Brown,1971).

De hecho, el Nuevo Testamento provee una declaración de fe:(Hebreos 11:1).

B. Permanecer citando Habacuc 2:4

Note el contexto de este versículo. En el capítulo 10 de Hebreos, el autor anima a sus lectores a permanecer. Citando Habacuc 2:4 (“…el justo, por la fe vivirá”), él se asegura de que los hebreos aprecien correctamente la fe por la cual vivirán. Primero, define fe (Hebreos 11:1) y luego enumera una lista de héroes hebreos como ejemplos dignos de imitar, concluyendo con una imagen de la iglesia atravesando persecución, en los versos 12:1-13. En este último pasaje, Jesucristo es designado como el autor (o líder) y consumador de la fe por su propio ejemplo:

  • Jesús demostró “certeza de lo que se espera” soportando la vergüenza de la cruz, confiando en que su humillación cumpliría su misión terrenal. Tres veces en el evangelio de Marcos (Marcos 8:31,9:31; 10:32-34) Jesús afirmó con certeza no sólo que moriría, sino también que como consecuencia de Su obediencia, resucitaría.

  • Jesús demostró “convicción de lo que no se ve” cada vez que alineaba cada uno de sus movimientos con la voluntad del Padre.

C. El cristiano y las obras.

El sustantivo griego significa un hecho u acción (Brown, 1971). Frecuentemente utilizado para referirse a hechos en general, Pablo y Santiago discuten las obras en un sentido espiritual.

Para Pablo, el asunto principal es obras – justicia en oposición a fe- justicia, y claramente está del lado de ésta última. Hablando de sus compatriotas en Romanos 10:3-4).

La salvación es por fe en la obra completa de Cristo Jesús en la cruz, y no puede ser obtenida por esfuerzos humanos.

Teniendo la firme verdad anterior en mente, ahora podemos comprender el lugar de las obras en la vida cristiana: “Las buenas obras, no sonson (Romanos 2:9-11).

D. Somos salvos para algo.

Suponga que asiste a una reunión calzando un nuevo par de zapatos. Alguien camina hacia usted y le dice este piropo: “¡Qué hermosos zapatos!”. Antes de responderle, se le ocurre que usted está por aceptar un piropo por una obra de artesanía que no es suya. Usted no confeccionó esos zapatos, otra persona los hizo. Usted simplemente participa al mostrar la obra del artesano cada vez que se pone esos zapatos. Así sucede con las obras cristianas. Dios prepara las obras para que nosotros las hagamos, y nosotros, en obediencia, las hacemos.

Otros nos ven realizar las obras, pero en realidad sólo estamos reflejando la habilidad de Dios.

Como cristianos es importante que recordemos que no sólo somos salvos de algo (condenación eterna) sino también para algo (un tiempo de gloria y glorificado). Las obras cristianas son parte de esto último, el propósito positivo por el cual somos salvos.

CONCLUSIÓN: La fe salvadora de Abraham encontró su expresión en la obediencia a los mandamientos de Dios. De igual manera puedes abrirle tu corazón a Jesús, para que Él te perdone y mediante la obra regeneradora del Espíritu Santo en ti, vivir una vida ejemplar para hacer las buenas obras que Dios preparó de antemano para que andes en ellas.

Oración: Que el Señor aumente nuestra fe, para que, al creer en nuestro amado Salvador, podamos traducir en buenas acciones lo que se gesta en nuestro espíritu, por medio la Persona del Espíritu Santo.

Acción: Hacer un cuadro comparativo en una hoja y comparar en qué áreas de nuestras vidas todavía no se manifiesta positivamente nuestra fe en Jesús. Por ejemplo, en nuestro temperamento, mostrando el fruto del Espíritu Santo. Luego ponerlo como prioridad de oración y disciplinarnos para formar nuestro carácter.

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