

ESTUDIO PARA CÉLULAS
Comentarios Aliento Cotidiano – marzo/abril 2025
Autor: Daniel Duarte
LUNES 28 DE ABRIL
Enviar
Texto: “Y Dios me envió delante de vosotros, para preservaros posteridad sobre la tierra, y para daros vida por medio de gran liberación”. Génesis 45:7 (RVR1960).
Introducción: Durante las semanas del corriente mes, veremos cuatro palabras que amplían el significado del llamado. Hoy concluiremos con la palabra “enviar” que es ser enviado con una razón o para un propósito específico. Iniciemos con dos de las palabras más usadas que se traducen como “enviar” en la Sagrada Escritura. En el Antiguo Testamento la palabra שָׁלַח (hb. - šalaḥ) significa enviar, encargar, soltar, extender, dejar ir; ser enviado; mandar (cf. 1 Reyes 14:6). En el Nuevo Testamento la palabra ἀποστέλλω (gr. - apostelo). enviar, mandar (cf. Juan 1:6).
I. En el Antiguo Testamento. Si comenzamos tomando el ejemplo de Ester vemos que era la idea de Dios que ella estuviera allí y su decisión afectaba a otros, pero también su propia vida. Hagamos propia la pregunta de Mardoqueo a Ester “¿Y quién sabe si para esta hora has llegado al reino?” (cf. Ester 4:13-14). En este Testamento vemos aun más el privilegio que tenemos porque el Señor podría mandar cualquier cosa de Su creación, pero prefiere enviarnos a nosotros. Por supuesto que el Señor envió a Sus siervos, por ejemplo, Moisés (cf. Éxodo 3:10), pero veamos qué cosas puede enviar el Señor, además:
A. Envió aves. Noé había enviado una paloma (cf. Génesis 8:7), cuando estaban bajando las aguas en el diluvio. Ahora, el Señor envía a cuervos que alimenten a Su siervo (cf. 1 Reyes 17:4-6). Este punto tiene la intención de dimensionar a Quién es el que envía, Él podría enviar hasta un ave, pero decidió enviarte a ti.
B. Envió ángeles. Los ángeles como mensajeros del Señor son enviados
“Él enviará su ángel delante de ti,…” (Génesis 24:7). El ángel (mensajero) fue enviado a Nacor a fin de hacer los preparativos para que la tarea del siervo se lleve a cabo con éxito. Pídele al Señor que envíe Sus ángeles, espíritus ministradores, para que te ayuden en las tareas (ver también Hebreos 1:14).
C. Envió lo material. Esta palabra “enviar” magnifica a quién envía: Dios. Él puede enviar hasta las bendiciones o recursos materiales. Mostrando que lo material también obedece al que envía (cf. Deuteronomio 28:8). Como una acotación, pidámosle al Señor que envíe sus recursos para sus siervos y para la iglesia donde ministramos.
II. En el Nuevo Testamento. La palabra apostelo (gr.), significa enviar y denota enviar para servicio, o dar una comisión a una persona; recordemos que siempre un enviado de Dios es un siervo.
A. Jesús fue el enviado. El propio Jesús dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra” (Juan 4:34; ver también Juan 5:30, 37-47). Jesús también decía “el Padre que me envió ha dado testimonio de mí” (vs. 37). ¿Cuándo testificó Dios, el Padre de Jesús? En cada acción y palabra de Jesús, Dios el Padre testificó de la posición de Jesús como Su Hijo. Además, el Padre testificó del Hijo en las profecías del Antiguo Testamento y fue muy contundente al momento del bautismo de Jesús. (cf. Lucas 3:22). El Señor aseguró que él había sido «enviado» (apostellō) por Dios a su pueblo *Israel (cf. Mateo 15:24; 21:37; Marcos 9:37; 12:6). Jesús se consideró a sí mismo como el *siervo (cf. Marcos 10:45). Otro enviado es el Espíritu Santo (cf. Juan 15:26).
B. Los doce. En distintas ocasiones fueron enviados por Jesús, tanto para ayudar al ministerio de Jesús como para desarrollar el ministerio propio (cf. Mateo 10:16; Marcos 11:1; Lucas 22:8; Juan 4:38; 20:21; Hechos 26:17).
C. Los setentas. Este texto lo encontramos en el evangelio de Lucas (10:1ss). Las instrucciones dadas por Jesús son similares a las impartidas a los doce discípulos (véase Mateo 10:5-14).
III. La iglesia. La iglesia tiene una misión al ser enviada, Jesús dijo… “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
A. Primitiva. En los viajes misioneros del apóstol Pablo encontramos a una iglesia enviada por todo el mundo conocido. El Apóstol llegó a decir que lo llenó todo del evangelio, también dijo que se esforzó en predicar el evangelio (cf. Romanos 15:18-20). Solamente estamos atendiendo a un solo apóstol, veamos un dato de sus viajes: Primer viaje misionero de Pablo. Unos 2300 km. Los puntos de referencia de este viaje fueron Chipre y Turquía (ver Hechos 13 y 14). Segundo viaje misionero de Pablo. Unos 4500 km. Los puntos de referencia de este viaje fueron Siria, Turquía, Grecia y Jerusalén (ver Hechos 15 a 18). Tercer viaje misionero de Pablo. Unos 4300 km. Los puntos de referencia de este viaje fueron Turquía, Grecia, Líbano e Israel (Hechos 18ss). Se estima que superó los 14000 km. predicando el evangelio de Jesús a pie y en embarcaciones.
B. En momentos de la historia. La historia de la iglesia tiene casi dos mil años, donde atravesó por diferentes momentos. Sin embargo, me voy a detener en un momento de la historia, Argentina en el año 1972, respondiendo al llamado y por entender que era enviado por el Señor, el Rvdo. Omar Cabrera inicia este ministerio (sugerencia: ver documental “Un hombre de Fe”). Un poco de estadística… La obra que comenzó en 1972 alcanzó 30.000 personas para 1979. Desde 1979 a 1985 llegó a 145.000 personas que asistían a las Reuniones de Fe a escuchar las predicaciones, cara a cara, del Rvdo. Omar Cabrera. Este legado/llamado está sobre toda la iglesia.
C. Presente. Somos enviados a: (1) presentar a Jesucristo al mundo. (2) atender las necesidades más profundas de las personas. (3) conducir a la humanidad hacia la salvación y la vida eterna. Al terminar el libro de Hechos de los Apóstoles vemos que no tiene conclusión, se puede pensar que está abierto porque continúan esos hechos con nosotros… “30Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, 31predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento” (Hechos 28:30-31). ¡Amén, los continuaremos!
Conclusión: Ser enviado por Dios significa vivir bajo la guía de Dios y rendirse a Su voluntad. También significa vivir para servir a Dios y dar testimonio de su amor y gracia a una humanidad necesitada.
Oración: Señor, te doy gracias porque somos parte de aquellos enviados a través de la historia para llevar las buenas noticias del Reino de Dios. Te alabo y acepto el llamado. Amén.
Acción: Armar grupos de dos y salir a llevar el evangelio.
Comentarios Aliento Cotidiano – mayo/junio 2025
Autor: Humberto Galetto
Lunes 5 de mayo
Limpios para recibir el llamado de Dios: Isaías
Isaías 6:1-8
“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí”.
Isaías 6:8 (RVR1960)
Hoy estudiaremos la vida y el llamamiento del profeta Isaías, su encuentro con Dios, su santificación y comisión.
1. EN EL AÑO EN QUE MURIÓ EL REY UZÍAS
A. Uzías se rebeló contra Dios. (2 Crónicas 26:8-21).
Uzías entró en el templo para quemar incienso en el altar. El sumo sacerdote Azarías y otros sacerdotes se enfrentaron al rey. Le dijeron que saliera del santuario porque había pecado y no sería glorificado por Dios.
Uzías se llenó de ira y la lepra brotó en su frente. Los sacerdotes lo hicieron salir apresuradamente y él huyó. Uzías fue leproso hasta el día de su muerte. Tuvo que vivir aislado en una casa apartada, fuera de la casa de Jehová. Su hijo Jotam se hizo cargo de la casa real y gobernó al pueblo.
B. El Rey está sentado en su trono y mira toda la Tierra (Isaías 1:2).
"¡Escuchen, oh cielos! ¡Presta atención, oh tierra! Esto dice el SEÑOR: “Los hijos que crie y cuidé se han rebelado contra mí". Nueva Traducción Viviente (NTV).
Es el llamado solemne de Dios al universo, para que se presente en la sala del tribunal para escuchar la acusación de Dios contra los israelitas. Dios estaba dando al reino de Judá otra oportunidad. Para establecer la justicia de Su causa, el pueblo tiene la oportunidad de responder a la acusación, de oír el veredicto, y de entregarse a la misericordia, a la clemencia de Su corte de justicia.
En Isaías 6:1 el rey de Jerusalén había muerto después de 52 años de gobierno, el trono en la tierra había quedado vacío, era un tiempo de incertidumbre, más en el cielo el trono está ocupado por Dios; el Señor del universo tenía una palabra para Isaías que marcarían su vida y ministerio para siempre. Aquel año en que murió el rey Uzías, el profeta Isaías que colaboraba también en los asuntos de la corte real, vio al Señor sentado sobre un trono alto y sublime. El Señor nos invita, nos llama para que levantemos nuestra mirada hacia Él, Dios desea revelarse a nosotros como Aquel que está sentado sobre el trono alto y sublime. ¿A qué o a quién estás mirando? ¿Tienes incertidumbre acerca de tu futuro? Alza tus ojos y mira: Dios está en su trono y Él está en control de todo.
C. ¿Quién está sentado en el trono? El ateísmo dice que no hay trono, el humanismo dice que el hombre se sienta en el trono, la Biblia nos dice claramente quién está en el trono (Apocalipsis 4:1-6).
El trono es para Dios; ahí es donde Él gobierna y reina. En la mentalidad del sistema del mundo, Dios ha sido removido del trono del juicio. El mundo ha querido despojar a Dios de Su autoridad, privilegio real y de los límites que Él estableció como gobernante moral de Su universo. Su nombre ha sido tomado para la burla. Hay que aclarar que Él es aún el gobernante moral de Su universo. Dios aún se encuentra en el trono de justicia, Él no ha abdicado de Su trono, y Él castiga el pecado.
Dios -como Soberano del universo- no le da esta visión a cualquiera. Dios se la da a personas humildes que dependen totalmente de Él. “Dios nunca hará nada con nosotros hasta que primero nos haya hecho morir a nosotros mismos”. (Spurgeon)
El enemigo siembra el ego en el corazón del hombre para hacerlo sentar en un lugar que no corresponde, y desde allí, en la altivez del corazón usurpa el lugar de Dios para comenzar a juzgar con una visión errada juzgando a los demás bajo la perspectiva de su vanidad. Así como Dios está sentado en el trono por encima de toda la creación, también espera que le entregues el trono de tu corazón.
2. LA REVELACIÓN DE UN DIOS SANTO, SANTO, SANTO
A. Los serafines. Seis alas, cuatro para mostrar reverencia y dos para servir (Isaías 6:2)
Si los serafines puros y santos muestran tal reverencia en la presencia del Señor, ¿con qué respeto deberíamos nosotros acercarnos a Él como hombres y mujeres contaminadas y pecaminosas? La actitud reverente de los ángeles hacia Dios debería recordarnos que deberíamos temer al aproximarnos apresurada, irreverente e imprudentemente a Su presencia. A menudo lo hacemos por no comprender Su santidad.
La expresión “santo, santo, santo” se menciona dos veces en la Biblia: Isaías 6:3 Apocalipsis 4:8. La santidad de Dios es lo que lo distingue del resto de su creación; lo separa y lo hace único. La santidad divina va más allá de su perfección o pureza sin pecado; representa la esencia de su esencia y trascendencia.
El significado de las alas. Las cuatro alas nos revela que nuestro tiempo de rendición y adoración a Dios debe de ser mayor que nuestro tiempo destinado para servir representado por las dos alas. Fuimos creados por Él y para Él. Él busca hombres y mujeres que le adoren en todo tiempo y en todo lugar.
B. Lo que escuchó Isaías: “Santo, santo, santo” (Isaías 6:3-4).
En el idioma hebreo, la intensidad se comunica mediante la repetición. Decir “santo es el Señor” comunica algo. Decir “santo, santo es el Señor” comunica aún más. Decir “santo, santo, santo es el Señor” es declarar su santidad al más alto grado posible. Estas criaturas glorifican, honran y reverencian constantemente a Dios alrededor de Su trono. Por lo tanto, cuando los ángeles alrededor del trono se llaman o gritan uno al otro “Santo, santo, santo” están enfatizando con fuerza y pasión la suprema santidad de Dios, esa característica esencial que refleja Su asombrosa y majestuosa naturaleza.
La santidad de Dios es parte de todo lo que Él es y hace. El poder de Dios es un poder santo. El amor de Dios es un amor santo. La sabiduría de Dios es una sabiduría santa. La santidad no es un aspecto de la personalidad de Dios; es una característica de todo Su ser. Isaías fue testigo directo de la santidad divina de Dios y contempla con asombro la visión que está teniendo mientras empieza a vislumbrar algo de la grandeza de Dios.
El número 3 en la Biblia tiene un significado particular; da a entender un todo, una plenitud, algo completo, la perfección, el testimonio. La santidad de Dios es eterna, así como Él es eterno.
C. La condición de Isaías (Isaías 6:5-7; Salmos 34:13; 59:7).
Acaba de morir el rey Uzías por la arrogancia de su corazón la lepra lo mató. Isaías exclama: “¡Ay de mí que soy hombre muerto!”.
Salmos 34:13 “Guarda tu lengua del mal, y tus labios de hablar engaño”.
Salmos 59:7 “He aquí proferirán con su boca; espadas hay en sus labios, porque dicen: ¿Quién oye?”.
Isaías vio su pecaminosidad y la pecaminosidad de su pueblo, principalmente en términos de discurso impuro.
Aunque Isaías era un profeta justo ante Dios, al encontrarse con la santidad de Dios, experimentó una profunda conciencia de su propia maldad y desesperación por su vida.
Incluso, los ángeles en la presencia divina, los que proclamaban «Santo, santo, santo es el SEÑOR Todopoderoso», cubrían sus rostros y pies con cuatro de sus seis alas. Este gesto claramente denota la reverencia y asombro inspirados por la inmediata presencia de Dios. Cuando Isaías vio al Señor, supo qué clase de hombre era. Tan pobremente como se comparó con los serafines, eso no era nada en relación con cómo se comparaba con el Señor. Esta visión (o experiencia real) del trono de Dios no hizo inmediatamente que Isaías se sintiera bien. Cuanto más claramente veía al Señor, más claramente veía lo mal que estaba su condición.
Por naturaleza, nuestros labios mienten y son orgullosos; expresan dobles intenciones, por naturaleza, nuestros labios son violentos y traen muerte a otros.
Debemos refrenar nuestra lengua de palabras engañosas y de palabras violentas. “Pon guarda en mi boca” para que no me queje.
D. La purificación del profeta (Isaías 6:6).
El carbón encendido no lo quemó, sino que lo purificó. Nosotros somos purificados en la comunión. Efesios 1:7 dice “en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia”. Y 1 Juan 1:6-7: “Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.
3. DIOS LLAMA, ISAÍAS RESPONDE. DIOS LLAMA, NOSOTROS RESPONDEREMOS
A. La comisión de Dios al profeta (Isaías 6:8).
Isaías se siente indigno para servir al Señor, porque es un hombre de labios inmundos y vive en un pueblo de labios inmundos, pero Dios lo limpia y él se somete por entero a su servicio. Dios quiere usar a alguien (Isaías) para advertir y llamar al pueblo al arrepentimiento. Y dijo: “Anda, y di a este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad” (vers. 9-10).
Pídele a Dios que trabaje en tus ojos, oídos y corazón.
B. La comisión de Dios a nosotros (Juan 15:16; Romanos 8:28; 1 Pedro 2:21; 2 Timoteo 1:9; Efesios 4:4).
Ganar. Consolidar. Discipular. Enviar.
Cumplir la Gran Comisión es una tarea imposible sin el poder del Espíritu Santo; es imposible de realizar, si es en nuestra propia fuerza. Para hacer discípulos con la autoridad de Jesús necesitamos ser guiados por el Espíritu Santo a fin de imitar el ejemplo de Jesús y vivir para hacer Su obra. El mandato de la Gran Comisión de "hacer discípulos" significa enseñar o entrenar a las personas a seguir y obedecer a Cristo. Dios desea que "todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad"; su deseo nos impulsa a compartir las Buenas Nuevas hasta que todos las oigan.
C. ¿Qué responderemos ante el llamado de Dios?
¿Qué es lo más importante para nuestras vidas? Relaciones, trabajo, dinero, pasatiempos, deportes, etc. No puedes servir a dos señores. No podemos tener un Dios imaginario, debemos tener un Dios revelado. Es allí, cuando tenemos la revelación de la cruz, que nuestra respuesta debe ser indeclinable y aceptar el llamado respondiendo: “Heme aquí, envíame a mí”. Somos responsables de hacer nuestra parte y de hacer discípulos en las esferas de influencia en las que Dios nos ha colocado; debemos ser fieles y el fruto le corresponde a Dios. Podemos estar seguros que Él estará con nosotros confirmando con señales nuestro llamado. La característica más sorprendente del llamado que Dios nos hace es Su gran amor extendiéndose a través de nuestra obediencia para que ninguno se pierda, sino que todos puedan ser partícipes del conocimiento de Dios.
Conclusión: Dios nos está llamando a Su encuentro, Él tiene un plan y designio para nosotros. Debemos poner nuestras vidas en el altar y permitir que nos purifique para así cumplir con Su llamado.
Oración: Señor, me entrego por completo a Tu voluntad con corazón humilde y espero Tu comisión.
Acción: Toma un tiempo de ayuno y oración para comprender el llamado de Dios; recíbelo y responde “Heme aquí, envíame a mí”.
Lunes 12 de mayo
Un hombre con propósito: Moisés
“Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”.
Éxodo 3:14 (RVR1960)
Éxodo 3
Hoy estudiaremos la vida y el llamamiento de Moisés, un hombre con propósito que respondió al llamado de Dios a pesar de sus temores y limitaciones.
1. LA ZARZA QUE ARDE
A. Dios lo llama (Éxodo 3:1-3).
Dios no se había olvidado de Su pueblo, ni de las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob, sino que señala que estaba a punto de actuar a favor de ellos. Para esto, Él llamó a Moisés.
¡Moisés, Moisés! Las primeras palabras de Dios hacia Moisés fueron para llamarle por su nombre. Esto muestra de que, a pesar de que Moisés era un pastor solitario y olvidado en del desierto, Dios sabía quién era él. Moisés era importante para Dios. Por 40 años Moisés vivió como un pastor oculto en el desierto de Madián. Hasta este punto su vida era tan pobre que él no tenía ningún ganado al que pudiera llamar como propio – las ovejas pertenecían a su suegro. Dios llamó a Moisés mientras él estaba trabajando. Dios no llama a perezosos.
B. Al ver el interés de acercarse, Dios lo llama.
Un incendio forestal en una zona semidesértica no es nada especial, pero Moisés se maravilló por la naturaleza de este fuego en particular (la zarza no se consumía). Dios no le habló a Moisés hasta que tuvo toda su atención. Él escuchó su nombre y respondió: “Heme aquí” (Éxodo 3:4). Esta es una declaración de disponibilidad, no de ubicación. La pregunta es: ¿te genera interés que Dios te haya llamado habiendo tantos hombres y mujeres en este planeta?
C. La zarza representaría la vida de Moisés de ahí en adelante.
La palabra hebrea usada para describir esta zarza viene del término “clavar o pinchar”; es decir era una zarza espinosa. Podemos pensar de la cruz – donde Jesús, coronado con espinos, soportó el fuego del juicio y aun así no fue consumido por ello – Moisés experimenta una manifestación directa de la presencia de Dios, lo cual lo llevó siempre a buscar esa presencia, a anhelar a Dios en su vida y consultarle en todas las decisiones a tomar. Era tal su comunión con Dios que cuando salía de su Presencia el rostro de Moisés resplandecía (Éxodo 34:29-31). La zarza ardiente fue un fenómeno espectacular que capturó la atención de Moisés; pero no hubo ningún cambio sino hasta que Moisés recibió la Palabra de Dios que salió de allí. De la misma manera deben de arder nuestros corazones por estar en la presencia de Dios y poder recibir palabra rhema.
2. QUITA EL CALZADO DE TUS PIES
A. Quitar conexiones con el mundo (Lucas 9:60-62).
Éste era un lugar santo; y debido a que Dios es santo siempre habrá una distancia entre Él y los hombres. Los hombres tienen cierto deseo de seguir a Jesús, pero las preocupaciones de este mundo los desaniman. Quitar el calzado es despojarnos de todo aquello que nos une al conocimiento de este mundo, preocupaciones, ansiedad, prejuicios, temores e idolatría. Es no imitar las cosas del mundo, sino ser embajador del Reino de los cielos. Quitarse las sandalias nos alude a realizar un acto de confianza radical. Proverbios 3:5-8 nos dice: no te apoyes en tu propia prudencia, no seas sabio en tu propia opinión; significa despojarnos de todo lo que sabemos para movernos por encima de la realidad de este mundo. Quitarse las sandalias equivale a despojarnos de todo argumento adquirido de nuestra conexión con el mundo, los “no puedo”, “no tengo”, “no me alcanza”, “no lo siento”, etc. El quitarse el calzado es por lo tanto una orden de dejar de lado la contaminación que se contrae al caminar en el mundo con personas que practican el pecado.
B. Sumisión y obediencia al llamado de Dios (Éxodo 3:4-6).
Sumisión traducido del verbo griego hipotasao, tiene una connotación a "estar sujeto", "ser sumiso”, “por debajo de”. Hoy es el día de someternos bajo la poderosa mano de Dios. Implica tener una relación de dependencia permanente con Dios, poner la vida al servicio en beneficio de un tercero y hacer Su voluntad. Asumir el llamado tiene que ver con el aquí y él ahora, es poner nuestra obediencia al servicio de la voluntad de Dios. Esto no quiere decir que nunca habrá dificultades y necesidades al seguir a Cristo (los cristianos podemos ser perseguidos, marginados o encarcelados); significa que aquellos que viven en obediencia a Dios están bajo la protección de Dios. Incluso, en tiempos perversos, cuando la obediencia a Dios puede llevar a la persecución, y así como Dios estuvo con su siervo Moisés también estará con nosotros.
C. Una vida de completa confianza al que nos llamó (Hebreos 11:27).
Dios inclina el corazón de las personas para que hallemos gracia y favor delante ellas; de este modo comprobamos que Dios cuida de sus escogidos cuando obedecemos Su llamado. Moisés se sostuvo viendo al Invisible; Mateo 14:25-31 Pedro al caminar en medio de la tormenta se mantuvo a flote en el mar, viendo a Aquel que le dijo: “Ven”; de la misma manera debemos mantener, sin dudar, nuestra confianza en el que nos llamó.
3. LA COMISIÓN DE MOISÉS Y NUESTRA COMISIÓN
A. He oído el clamor de mi pueblo (Éxodo 3:7-8).
Dios no solo escucha, sino que también se compromete a actuar. Dios no permanece pasivo ante la angustia de su pueblo, sino que se compromete a intervenir y liberarlos de la opresión. Una pregunta que surge, muchas veces, en medio de las adversidades de la vida es qué es lo que quiere el Señor con esto. Éxodo 4:31 Al oír que el Señor había estado pendiente de ellos se inclinaron y adoraron al Señor.
B. Dios ve la necesidad y angustia (Salmos 9:9).
Dios tiene un propósito y está en control de todo lo que nos pasa. Cuando tenemos el favor de Dios, Él entreteje todo detrás de escena para nuestro bien y para que Su nombre sea glorificado. Dios es personal, un Dios que ve nuestras luchas y nos invita a entregarle nuestras cargas. Dios está dispuesto a intervenir en nuestras circunstancias y revertirlas para nuestro propio bien. En medio de nuestras luchas y desafíos, recordemos que Dios está al tanto de nuestras situaciones y escucha nuestros clamores.
Reconozcamos que el Dios que respondió al clamor de Su pueblo en Egipto es el mismo Dios que camina a nuestro lado hoy. Tengamos la certeza de que, así como Dios liberó a Su pueblo en el pasado, también nos librará y guiará a través de nuestras circunstancias actuales.
C. El Señor nos usa como canales para salvación y bendición (2 Tesalonicenses 2:13-14).
Dios nos está llamando a sentir compasión y tener la carga de hacer algo por aquellos que están sufriendo. Dios, al igual que a Moisés, nos llama en medio de nuestras circunstancias (seamos jóvenes o adultos, pobres, ricos, alegres o tristes) con dos propósitos fundamentales: salvar vidas para conducirlas por el camino del bien y para ser de ejemplo de las buenas noticias de libertad a los que están presos en sus pecados por no conocer a Dios. Por otra parte, si sentís aflicción o dolor por lo que están pasando los demás, quizá es Dios que te está llamando para liberar, para proveer o para sanar a aquellos que están en opresión y angustia.
4. DEJANDO ATRÁS LOS PREJUICIOS, LIMITACIONES Y TEMORES
A. Se estaba escapando (Éxodo 2:15).
Aunque fue criado como hijo de la hija del faraón, Moisés descubrió sus raíces hebreas y se convirtió en un hombre que luchó por la liberación de su pueblo, al ver las injusticias que padecían. Por un acto de violencia, impulsado por su sentido de justicia, Moisés se vio obligado a huir de Egipto; se fue a vivir a la tierra de Madián. Cuando el faraón se enteró de los hechos lo buscó para matarlo por sus acciones, pero no pudo atraparlo. Dios permitió esto con fines sabios y santos. Al igual que Moisés, muchas personas en la sociedad actual enfrentan la persecución y la adversidad por luchar por lo que es correcto. Sin embargo, es importante recordar que Dios siempre estará con nosotros y nos dará la fuerza para enfrentar cualquier situación difícil.
B. Tenía impedimentos para hablar (Éxodo 4:10).
Moisés le dijo a Dios: “¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua”. Sin embargo, 40 años antes de esto, Moisés no era tardo en el habla y torpe de lengua. En los Hechos 7:22 dice que: “Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus palabras y su obra”.
C. Estaba lleno de temores. (Hebreos 12:21, en el monte Sinaí).
Moisés necesitaba la confianza de Dios. Por lo que le había pasado en Egipto, Moisés no tenía confianza, lo intentó y fracasó; y, como consecuencia, era forastero en la tierra de Madián. Estuvo mal que desconfiara de Dios. En vista de la zarza ardiente, la voz de Dios y el encuentro divino, no había lugar para que Moisés respondiera con algún pero. El reclamo de Moisés no era sobre el tener una articulación defectuosa, sino en su incapacidad de tomar el lugar de líder. “Dios es tan poderoso que Él puede obrar a través de nosotros si es que nosotros nos hacemos disponibles”.
Conclusión: El Señor que se encontró con Moisés es quien nos está llamando a cada uno de nosotros. Así como la zarza ardiente no se consumía y fue una figura de lo que le iba a acontecer a Moisés, nosotros no debemos permitir que el fuego del llamado y del Espíritu Santo se apague en nuestros corazones.
Oración: Amado Señor, me acerco a Tu divina presencia. Respondo sí a Tu llamado.
Acción: En este día, en esta Célula, ríndete al Señor respondiendo a Su llamado; haz un compromiso con Él de servirlo siempre.
Lunes 19 de mayo
El más grande y el más pequeño: Juan el Bautista
“Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz”.
Juan 1:6-8 (RVR1960)
Juan 1
Hoy estudiaremos la vida y el llamamiento de Juan el Bautista, un hombre consagrado al Señor desde que estaba en el vientre de su madre y alguien que vivió para Dios todos los días de su vida.
1. JUAN, UN HOMBRE CONSAGRADO PARA MOSTRAR A JESÚS
A. Elizabeth fue llena del Espíritu Santo (Lucas 1:41; 1:80).
Elisabeth y Zacarías vivían probablemente en la región montañosa situada alrededor de Jerusalén. María fue a visitarla con una actitud de gozo, para confirmar lo que le había anunciado el ángel. Cuando María llegó y saludó a Elisabeth, esta mujer fue llena o controlada por el Espíritu Santo, y la criatura saltó en su vientre. Elizabeth quedó llena del Espíritu Santo. Esto ocurrió antes del nacimiento de Jesús.
B. Rendido al Señor y sabiendo que tenía que mostrar a Jesús y no a sí mismo (Juan 1:27; 29).
Juan sería llamado “profeta del Altísimo”. Y así fue que Zacarías profetizó en forma muy descriptiva el ministerio que tendría Juan. Iría delante del Señor preparando sus caminos, como habían profetizado los profetas (Isaías 40 y Malaquías 3). Juan estaba preparando para llevar a cabo una misión especial para la causa de Dios en este mundo. Juan el Bautista decía que Jesús era el que tenía que crecer y no él, Juan resalta cuán grande y superior es Jesús respecto de él. Con la afirmación “cuyo calzado yo no soy digno de llevar”, su mensaje invita a considerar a Jesús como el más importante de nuestras vidas, que nos busca y nos invita a participar en Su proyecto.
C. Humilde, servicial, santo, apasionado y valiente (Mateo 3:4; Mateo 3:7-10; Juan 3:30).
Juan fue una muestra de humildad, de sencillez de corazón y de amor para con el pueblo que buscaba y necesitaba un líder con voz profética. Él les declaraba que su llamado era preparar el camino para el Señor, que detrás de él venía uno más grande, nunca se adjudicó nada como para él, sino que, al igual que Elías se cubría con pieles, comía saltamontes y miel silvestre, y vivía en lugares desérticos en el desierto de Judea. La verdadera grandeza está en exaltar a Cristo, no a uno mismo. Juan mostró una tremenda humildad y comprensión del plan de Dios y no tuvo envidia de que su ministerio estaba llegando a su fin y muchos de sus seguidores ahora habían comenzado a seguir a Jesús. Con mucha frecuencia, es fácil que queramos aferrarnos a nuestras propias posiciones o roles. Nos esforzamos mucho por proteger y mantener esos roles. Juan nos muestra -con su ejemplo- que hay un camino mucho mejor, que es la obediencia al plan de Dios y no interferir con lo que Él ha determinado hacer.
2. JESÚS VA A SU ENCUENTRO PARA SER BAUTIZADO.
A. La revelación de Jesús: “He aquí el Cordero de Dios” (Juan 1:29).
Juan reconoció a Jesús como el Cordero de Dios. Esta descripción conecta a Jesús con el cordero sacrificial de la Pascua, que quitó la amenaza de muerte de los israelitas en la última plaga que azotaría a Egipto. Esta revelación de Juan el Bautista no es solo un acto de identificación, sino una invitación a comprender y aceptar la misión redentora de Jesús en nuestras vidas, nos invita a abrir nuestros corazones a la verdad y la gracia que nos ofrece.
B. La revelación del Padre: “Este es mi Hijo amado” (Mateo 3:17).
En un acto de obediencia a Dios, Jesús le pidió a Juan el Bautista que lo bautizara en el río Jordán (Mateo 3:13–16). En el momento en que Jesús salió del agua, vio los cielos abiertos y el Espíritu Santo descender "como una paloma" sobre Él (Lucas 3:22). En realidad, está claro que todos los que estuvieron presentes durante el bautismo de Jesús escucharon la voz de Dios. Mateo cita a Dios diciendo: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco”. Los tres miembros de la Trinidad están involucrados en este momento. Dios Hijo, en forma humana, se une a Dios Espíritu Santo en forma de paloma, mientras la voz de Dios Padre habla desde el cielo. Este es uno de los ejemplos más claros y directos del misterio de la Trinidad en la Biblia. Lo que Dios dice en este momento hace que la afirmación de la Biblia sea muy clara: Jesús es el Hijo de Dios. Esto les ayudó a todos los que estaban escuchando a confirmar firmemente que Jesús era y es el Mesías, quien había sido enviado por Dios para cumplir las profecías del Antiguo Testamento y comenzar a establecer Su reino en la Tierra. Dios Padre movido en su amor por Jesús revela algo importante sobre Su carácter. Dios describe a Jesús como "Su Hijo amado", y dice que está muy complacido con Él. El amor de Dios, incluso por Su propio Hijo, es una parte fundamental de Su carácter.
C. La revelación del Espíritu Santo (Juan 1:32-34).
Juan evoca la poderosa imagen de una paloma descendiendo como una señal del Espíritu Santo sobre la vida de Jesús.
D. Debemos tener la revelación de Dios para poder servirle con todo nuestro corazón (Romanos 8:16-17).
Servir a Dios con la motivación correcta es siempre una bendición para tu vida y para quienes te rodean. Los creyentes debemos estar siempre atentos al estado de nuestro corazón y de nuestros pensamientos y no permitir que motivaciones incorrectas comiencen a guiar nuestra vida; para que esto no nos suceda debemos pasar tiempo en la presencia de Dios. Así como Jesús se apartaba al monte a orar y para pasar tiempo en la Presencia del Padre, de la misma manera tenemos que hacerlo nosotros. Cuida tu corazón de las motivaciones incorrectas en el área del servicio; es Jesús el que debe brillar, es Jesús el que debe ser admirado, es Jesús el que merece todo el honor. Sirve con el anhelo de que brille Jesús siempre. Mengüemos para que Él crezca.
3. JESÚS LO COMPARA CON LOS PROFETAS Y CON NOSOTROS.
A. El más grande de todos los profetas (Lucas 7:28).
Teniendo en cuenta que los líderes religiosos de aquella generación habían rechazado el mensaje de Juan, Jesús mismo reconoció la importancia de Juan el Bautista cuando dijo: "De cierto os digo: entre los que nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista" (Mateo 11:11). Sin embargo, a pesar de su importancia, Jesús también dijo que el más pequeño en el reino de Dios es mayor que él.
B. El más pequeño en el reino de Dios es más grande que Juan.
Como cristianos, debemos recordar nuestra identidad en Cristo y estar dispuestos a seguirlo en todo momento. Esto nos invita a reflexionar sobre nuestro propio papel en el plan divino. Aunque podamos sentirnos pequeños o insignificantes, cada uno de nosotros tiene un propósito especial en el Reino de Dios. Así como Juan, podemos ser instrumentos de amor y esperanza, llevando el mensaje de Cristo a aquellos que nos rodean cumpliendo con la Gran Comisión: “Id y haced discípulos”.
C. Pacto de Servicio (2 Corintios 3:6; Hebreos 8:8-12).
El Nuevo Pacto es un pacto personal y eterno, a diferencia del Antiguo Pacto que era repetitivo, terrenal y limitado. Jesús es el Sumo Sacerdote perfecto que sirve como mediador entre los hombres y Dios. Jesús sirve en el verdadero tabernáculo, del que tuvo la visión Moisés y que luego recreó aquí en la Tierra. Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré: El Nuevo Pacto conlleva una transformación desde adentro, incluye una intimidad con Dios mayor que la que estaba disponible en el Antiguo Pacto. Esto significa que aquellos que estamos bajo este Nuevo Pacto estamos habilitados para servir en el ministerio, así como servía la tribu de Leví en el tabernáculo, no por nuestras capacidades, sino por la suficiencia que proviene de Dios. Recordemos las palabras del Dr. Omar Cabrera “Esta no es la obra de un hombre sino la obra del Espíritu Santo de Dios”.
Conclusión: El Señor nos enseña a recibir la revelación de Su Persona y de Su naturaleza para poder representarlo aquí en la Tierra, ser Sus siervos y llevar la esperanza a los que necesitan.
Oración: Amado Jesús, me humillo ante Tu divina presencia y reconozco que no era digno del llamamiento, pero por Tu sangre que me limpió, ahora recibo Tu llamado.
Acción: Haz un compromiso con el Señor de vivir una vida de servicio, entrega, valor y pasión por Él.
Lunes 26 de mayo
Jesús llama a sus discípulos
“Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres”. Mateo 4:19 (RVR1960)
Mateo 4:18-22; Lucas 5:1-11
Jesús llamó a un puñado de hombres de diferentes estatus. Los llamó para que estuviesen con Él, para que los acompañaran, vieran cómo vivía y para que prediquen Su mensaje. En estos días, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres que estén dispuestos a seguirlo y a imitar Sus pisadas.
1. TOMAR SU CRUZ Y SEGUIRLE
A. Jesús nunca les prometió que todo iba a estar bien (Mateo 16:24-26). Jesús prometió que "el que pierda su vida por [su] causa, la encontrará". Nos desafía a negarnos a nosotros mismos, a aceptar el sacrificio tomando nuestra cruz y a seguir a Jesús con todo el corazón. Nos llama a un compromiso más profundo como seguidores suyos. En el mundo tendremos aflicciones y pruebas, pero tenemos que confiar porque Jesús ha vencido al mundo (Juan 16:33).
B. Una vida de renuncia (Lucas 14:26-33). Renunciar a los propios intereses personales. Rechazar la gratificación de satisfacer los propios deseos. Renunciar a los placeres de este mundo. Enfocarnos para hacer la voluntad de Dios y no la nuestra.
C. Una vida de entrega completa (Juan 21:15-19). Renunciar a la vida cómoda y segura. Negarse a uno mismo era una idea bastante común tanto en la enseñanza judía como en la enseñanza griega de la época. Jesús, sin embargo, representaba una abnegación que incluía la participación voluntaria en la muerte del yo. Nadie puede seguir a Jesús y aferrarse a su propia vida o intereses, sino que debe sacrificar todo lo que tiene para seguirlo. Jesús nos dice que todos los que lo sigan deben tomar su cruz, sacrificar sus vida anterior y dedicarse por completo a Su misión (La Gran Comisión - Mateo 28:19-20).
2. UNA VIDA PARA LLEVAR EL MENSAJE DE JESÚS
A. Los haré pescadores de hombres (Mateo 4:19). Esos hombres alimentaban a su familia y a otras personas con su arduo trabajo diario de la pesca; sus ingresos y su familia dependían de la preparación y la habilidad que tuvieran, y de la buena condición de sus redes. Jesús les dijo que, en lugar de pescar peces, les enseñaría a ganar seguidores para Él. Consiguientemente, ese es el llamado para todos los cristianos. Nosotros, como iglesia, tenemos una visión: Que Argentina sea llena del conocimiento de la gloria de Dios como las aguas cubren el mar. (Habacuc 2:14). Y usamos las herramientas que Dios nos ha provisto para extender su Reino: Ganar, Consolidar, Discipular y Enviar. Este es el sueño de Dios revelado a nuestro corazón para que lo ejecutemos.
B. Jesús los comisiona (Lucas 10:1-12). Para anunciar el reino de Dios, sanar a los enfermos y expulsar demonios. Misión principal preparar el camino para la llegada del Maestro en algunos pueblos y aldeas específicos de Israel. Requería que viajaran ligeros de equipaje y que no se dieran el lujo de perder el tiempo con aquellos que rechazaban su mensaje. Jesús les dice que hay una necesidad; la cosecha es abundante y los trabajadores son pocos. De la misma manera que Jesús llamó a los setenta y dos, quienes, quizá, no eran los más adecuados entre la sociedad. Hoy, Dios nos sigue llamando a personas como tú y como yo. Dios te ha escogido, no por lo que haces ni por quién piensas ser, sino porque Dios ha visto algo especial en ti, pues Dios no juzga la apariencia, sino el corazón (1 Samuel 16:7). Debemos asumir el llamado de Dios y actuar diligentemente para poder levantar la mayor cosecha de almas en este tiempo.
C. La gran comisión (Mateo 28:16-20). Así como las aguas llenan el mar, la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor. Cada miembro de la iglesia debe identificarse con esta comisión de llenar nuestra tierra con la gloria de Dios; anunciar el evangelio del reino de los cielos a cada persona que no experimentó el amor de Jesús, anunciar que Dios está cercano a los que le buscan. Este es el tiempo de salvación y Dios no hace acepción de personas. Él, como buen Padre, espera que todos vengan al conocimiento de la Verdad, que es Jesucristo.
3. JESÚS NOS IMPARTE SU PODER PARA CUMPLIR SU LLAMADO
A. Jesús sopló el Espíritu Santo (Juan 20:22-24). El haber soplado sobre ellos ciertamente se asemeja a Génesis 2:7 cuando Dios “sopló aliento de vida” para que el hombre fuera un ser viviente. Jesús aquí sopla y les afirma en forma de mandato que recibieron el Espíritu Santo. Es como si los estuviera preparando para lo que pronto sucedería con ellos en Pentecostés. El Espíritu Santo los impulsará a estar firmes en el llamado a cumplir su misión. Hoy, los creyentes tenemos la misma misión que nos fue dada. Estamos obligados a compartir el mensaje del evangelio, el camino al Cielo, y realizamos esa misión con el Espíritu Santo que vive dentro de nosotros, guiándonos mientras compartimos Su verdad. Estamos obligados a decirle a la gente que la única forma de ser perdonados es a través de la fe en el Hijo de Dios.
B. Recibimos Poder (Hechos 1:8). El poder del Espíritu Santo es Dios morando dentro de nosotros. Ese poder nos fortalece para poder cumplir Su comisión de llevar el evangelio a todo el mundo. La misión no empezó en ese momento de recibir la comisión; por el contrario, se les instruyó expresamente que “permanecieran” en Jerusalén y que esperaran ahí la promesa del Espíritu Santo. La venida del Espíritu Santo sobre ellos los capacitó para desempeñar tal misión. Ese espíritu no solo les permitió hablar en otros idiomas y hacer milagros, sino también les dio el valor para hablarles a otros de su fe en Jesús. “Serán mis testigos”. El término que se traduce “testigo” significa “el que da testimonio” o “el que confirma algún hecho” basándose en lo que ha visto o vivido; hoy en día nos toca hacer lo mismo y predicar con entusiasmo las buenas noticias del Reino de Dios.
C. Nos da autoridad y nos sienta en lugares celestiales (Efesios 2:6-7). Antes de la salvación, estábamos espiritualmente muertos en nuestros pecados, porque aún no nos había quitado la naturaleza pecaminosa, pero Dios nos "dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados". Puesto que hemos sido "resucitados a una vida nueva con Cristo", ahora podemos poner nuestra mirada "en las verdades del cielo, donde Cristo está sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios". Físicamente, seguimos viviendo en el mundo natural; pero Dios, por Su gran poder y debido a Su inmenso amor nos resucitó de nuestra condición de muertos espirituales a una nueva vida en Cristo. Ahora estamos sentados en lugares celestiales. Es una realidad espiritual para el creyente. Debido a nuestra unión con Cristo, cosechamos el beneficio de Su posición de autoridad divina. Como estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales, nuestra posición en el cielo está asegurada, pero nunca debemos olvidar que no merecemos nuestro lugar allí. No hicimos nada para ganárnoslo; no obstante, Dios nos lo concede por medio de la gracia.
Conclusión: Hoy es el día para decidir seguir a Jesús todos los días de nuestras vidas. Renunciemos a todo lo demás, pensemos solo en Él y sigámosle siempre.
Oración: He decidido seguir a Jesús en cada momento de mi vida, tomo Su cruz, lo miro a Él y me consagro a Su llamado.
Acción: Como Célula, en esta semana, organicen un día para hacer salidas evangelísticas, ya sea a hospitales, asilos, gente en condición de calle, etc. Es hora de llevar a Jesús. Pueden llevar Aliento Cotidiano para sembrar en las personas necesitadas.