
El hombre, para sentirse “a full” (pleno), debe tomar decisiones, y la más trascendental es dejar que el Espíritu Santo concluya y perfeccione Su obra en él.
Para esto tiene que:
1°) Ponerse metas.
2°) Analizar sus caminos.
3°) Permitir que el Espíritu haga un trabajo completo en su corazón.
El hombre debe proponerse metas espirituales que le conduzca por los senderos del bien, otras para dejar un linaje espiritual y familiar; otras metas para la conquista de la carrera o profesión y otras para obtener victoria en el área de la salud. Existen ejemplos de malos y buenos padres pero es real la necesidad de basarse en principios divinos al criar hijos; un hombre “a full” debe desarrollar la comunicación intrafamiliar, ser confiables como sacerdote y siervo del hogar, no solo incluir al Espíritu Santo en la vida, sino invitarlo a que sea como un “interventor”, lo cual significa ser depuesto para que Él asuma el control absoluto permitiéndole hacer Su obra hasta darla por acabada.
El hombre debe hacerse cargo de su lugar; y elevar un clamor al Espíritu Santo que tome el control total de todo su ser, porque el liderazgo espiritual no es opcional para ellos al tener responsabilidades y ante la decadencia de hombría en la sociedad. Aventúrese a ser “un hombre a full”
Rvdo. Omar Cabrera Jr.